El día 22 de septiembre el CES Vasco participó en la sesión plenaria del Comité Económico y Social Europeo que tuvo como asunto más relevante la comparecencia del Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para presentar su visión sobre el Estado de la Unión y debatir con los grupos del Comité.
La cooperación existente entre el Comité Económico y Social Europeo, CESE, y la Red Transnacional Atlántica, RTA, de Consejos Económicos y Sociales de las regiones atlánticas en materia de Estrategia Europea Atlántica y la celebración en Bruselas el día 21 de septiembre de la Asamblea General de la RTA propiciaron la oportunidad de que el Presidente del CES Vasco, Francisco José Huidobro, pudiera participar en la sesión plenaria del día 22 de septiembre del CESE, en la que, junto a la adopción de diversos dictámenes, se celebraba el debate del Estado de la Unión Europea con la intervención del Presidente de la Comisión Jean-Claude Juncker.
Esta se producía una semana después de que el Sr. Juncker pronunciara ante el Parlamento Europeo y ante los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en el Consejo Europeo de Bratislava su discurso sobre el Estado de la Unión Europea, exponiendo su análisis sobre la situación y las propuestas a impulsar en el próximo programa de trabajo de la Comisión Europea.
El Pleno del CESE recibió calurosamente a Jean-Claude Juncker y su Presidente, Georges Dassis, le trasladó el apoyo del Comité Económico y Social Europeo por su defensa de la integración europea y por su entrega y capacidad de propuesta en favor del progreso de la Unión Europea y de la integración por y para los ciudadanos.
El Sr. Juncker comenzó su intervención expresando su satisfacción por poder participar en los trabajos del Comité Económico y Social con los agentes económicos y sociales, cuyo poder de influencia, inspiración y movilización ensalzó antes de proceder a presentar las principales ideas de su discurso sobre el Estado de la Unión Europea.
En primer lugar Jean Claude Juncker manifestó que la Unión Europea no marcha bien. Un año atrás ya había advertido de que no había suficiente unión en la Unión Europea e idéntica constatación se impuso en su diagnóstico sobre el estado de la Unión de este año, en el que nunca antes había percibido tanta fragmentación, tantas rupturas y fisuras, algunas peligrosas. Nunca antes había visto que hubiera tan pocas cosas en común entre los Estados miembros, ni prioridades tan diferentes entre las fijadas por las Instituciones Europeas y los Estados miembros, absorbidos por sus problemas domésticos y paralizados ante el empuje de los populismos.
Juncker lamentó que en este estado de cosas se olvidan los logros conseguidos por la UE, puesto que a pesar de los reveses padecidos, también se constatan algunos éxitos en ciertos ámbitos.
Citó la cuestión del paro, en la que, aun siendo todavía muy elevado, la Unión Europea ha creado desde 2013, 8 millones de empleos. La tasa de empleo se ha elevado también y es actualmente prácticamente igual a la de Estados Unidos mientras que hace cinco años había una diferencia de 5% . La situación presupuestaria y financiera también ha experimentado una mejora notable en el último año. Se ha incorporado un margen de flexibilidad a la interpretación del Pacto de Estabilidad, aplicándose éste de conformidad con la evolución de la situación macroeconómica, dando como resultado que en 2009 la media de déficit presupuestario sobre el conjunto de la zona euro fuera de 6,3% y actualmente se haya rebajado al 1,9%, y demostrando que la consolidación de las finanzas públicas evoluciona positivamente.
No obstante, es cierto que la Unión Europea se enfrenta a problemas muy importantes sin resolver. Desde el todavía elevado desempleo y las desigualdades sociales a las montañas de deuda pública, la falta de inversión, pasando por el enorme desafío que supone la integración de los refugiados y las amenazas a la seguridad interior y exterior y el Brexit.
Reconocida la situación, en lugar de dejarse arrastrar por la frustración y la fragmentación, Juncker abogó por hacer frente a la depresión colectiva , “remangarse” y duplicar y triplicar esfuerzos, para lo que propuso ante el Parlamento y Consejo Europeo una agenda positiva de iniciativas europeas concretas para los próximos 12 meses.
La Comisión ha decidido doblar tanto la dotación como el periodo de vigencia del Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas, conocido como Plan Juncker, con el fin de que alcance 500.000 millones de inversiones movilizables hasta 2020 y seguir trabajando para facilitar 630.000 millones hasta el año 2022 (en sus 10 primeros meses de funcionamiento el Fondo ha movilizado 117.000 millones de euros de los 315.000 inicialmente previstos hasta 2019, habiendo beneficiado a 70 grandes proyectos de infraestructuras y 200.000 pequeñas y medianas empresas, espina dorsal de la economía europea.
La Comisión Juncker prevé también una batería de proyectos relacionados con el desarrollo de la economía digital, cuyas propuestas normativas ya han sido remitidos a Consejo y Parlamento y que permitirían situar a la UE entre los grandes grupos geográficos y geoeconómicos más avanzados en materia de economía digital. El rápido lanzamiento a nivel europeo de la 5G supondría para la UE 1,3 millones de empleos y la introducción para 2025 de wifi gratuito a todos los ciudadanos, independientemente de su emplazamiento representaría otros 2 millones.
Frente al paro juvenil Juncker anunció la duplicación en términos presupuestarios de la Garantía Juvenil de la UE , de la que hasta el presente 9 millones de jóvenes se han beneficiado disfrutando de un puesto de trabajo, de aprendizaje o de prácticas.
Juncker prestó particular atención a la cuestión de los refugiados, que considera que explica en gran medida la situación de crisis en la que está actualmente sumida la UE. Juncker reivindicó las propuestas de la Comisión en la materia, que se mantienen sobre la mesa, y afirmó que pretender que la lucha contra la inmigración ilegal puede dejarse al único cuidado de Italia, Grecia y Malta no es más que un engaño y que es indispensable ayudar en sus esfuerzos a los países que están en la primera línea y proceder al reparto de refugiados de forma solidaria. Calificó de inaceptables las negativas de ciertos Estados miembros a acoger a refugiados musulmanes, puesto que primero están los seres humanos que huyen de la guerra, la violencia y la tortura y después las religiones que profesan, y añadió que si ciertos países no acceden finalmente, deberán tener una mayor participación que los demás en la protección de las fronteras exteriores. Anunció que la tan solicitada Guardia Europea de Fronteras y Costas estará lista para su despliegue en octubre, y recordó que éste podía haber tenido lugar mucho antes si la propuesta efectuada por la Comisión ya en 2007 de proteger las fronteras exteriores hubiera prosperado y no hubiera sido desechada por los Estados Miembros como una iniciativa entonces calificada de exceder las competencias comunitarias.
Abundando en el tema de la inmigración Juncker anunció la puesta en marcha de un Plan de Inversiones para África basado en el planteamiento del Plan Juncker, utilización de fondos públicos como garantía para atraer la inversión pública y privada para crear puestos de trabajo. Existen actualmente muchos más refugiados que al final de la segunda guerra mundial, y hay que tratar de actuar sobre las causas de la inmigración, porque las cifras son inasumibles y debe de evitarse también el peligroso viaje en busca de una vida mejor de millones de africanos, puesto que “si Europa no va a África, África vendrá a Europa”. El Plan, si se acompaña de aportaciones de los Estados miembros, podría movilizar 88.000 millones de euros .
El debate entablado con los grupos del Comité puso de relieve la coincidencia con el análisis del Presidente Juncker sobre la crisis existencial de Europa y su falta de solidaridad, unidad y sentido por el trabajo en común, el deseo de una actitud más cooperativa de los Estados miembros y de una mayor asunción de sus responsabilidades, así como el agradecimiento del Comité por la determinación y visión de futuro reflejadas en el discurso del Presidente de la Comisión. Los grupos ofrecieron su colaboración para contribuir al futuro de la UE, lograr una mayor conexión de ésta con las inquietudes de la sociedad civil y restaurar la confianza de empresas y ciudadanos con el proyecto europeo. Por el lado empresarial se destacó que las empresas son parte de la solución y quieren ser la solución, a través de una mayor integración europea allá donde sea necesaria, reforzando el mercado único y estimulando la innovación y el emprendimiento. Por el lado sindical se alabó la iniciativa sobre el Pilar Social que impulsa la Comisión Juncker para completar el Mercado único y la Unión Monetaria y evitar el dumping social, que está siendo objeto de dictamen en el seno del Comité y que responde al tipo de iniciativas positivas necesarias para recuperar el apoyo y confianza de los trabajadores y de los ciudadanos en el proyecto europeo.