El 11 de abril el Pleno del CES aprobó la primera parte de la “Memoria Socioeconómica de la CAPV 2013”. Entre otras materias, incluye un análisis sobre Las Condiciones de vida en la CAPV.
Empeoramiento de las condiciones de vida de las familias vascas …
La “Encuesta de Condiciones de Vida” del INE pone de manifiesto, en primer lugar, una caída de la renta media en la CAPV, tanto por hogar como por persona (-2,7 y -1,8%, respectivamente) en 2012, en línea con la tendencia de la UE, aunque de mayor intensidad (la renta de las familias cae en la UE 27 un 0,5% en el último año).
Esto viene corroborado por los distintos indicadores de esta Encuesta referidos a las dificultades materiales y de privación, que apuntan a un empeoramiento de las condiciones de vida de las familias vascas:
… pero el nivel de bienestar continúa por encima de las medias del Estado y la UE.
A pesar de esta evolución negativa en términos generales, los niveles de renta y bienestar de la CAPV continúan muy por encima de la media del Estado (con diferencias superiores al 20% respecto de las rentas medias y aún mayores para todos los indicadores de dificultades materiales y de privación considerados) y en posiciones muy favorables en el contexto europeo.
La CAPV también registra una tasa de población en riesgo de pobreza y exclusión social menor a las cifras de Europa y España. Según EUROSTAT, el riesgo de pobreza y exclusión afecta en la Unión Europea a 124,5 millones de personas (el 24,8% de la población en 2012) y en España al 28,2%, frente al 17% de la CAPV.
Los hogares más afectados por la pobreza.
La “Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales” (EPDS) del Gobierno Vasco de 2012 destaca un aumento de la pobreza real, que pasa del 4,2 al 5,3% de la población. Se trata de un nivel elevado, aunque inferior al registrado en 1996 (8,7%), cuando 185.000 personas vivían en una situación de pobreza real, frente a las 114.000 que se calculan para 2012.
La Memoria Socioeconómica ha estudiado los tipos de hogares más afectados por la pobreza real:
La pobreza infantil también existe en Euskadi.
El informe “La pobreza infantil en Euskadi” del Gobierno Vasco destaca que en Euskadi, como en el resto de Europa, las tasas de pobreza y privación son más elevadas entre la población infantil que entre la adulta. Además, desde el inicio de la crisis el deterioro de la situación ha sido más notorio entre los menores de 14 años.
Desde la perspectiva de la distribución del conjunto de las personas en situación de pobreza, el estudio destaca el creciente protagonismo de la infancia como principal grupo de riesgo. Si en 2000 los mayores de 65 años representaban el 27% del colectivo, en 2012 apenas suponen el 12%. Los menores de 14 años, por su parte, han pasado de representar el 14% de las personas en riesgo de pobreza de la CAPV a ser el 21%. En lo que se refiere a los grupos de riesgo más afectados, el colectivo de los niños y niñas pobres de la CAPV tiene unas características muy determinadas: el 53% de todos ellos son hijos/as de personas de nacionalidad extranjera, el 36% viven en hogares monoparentales y el 52% en hogares en los que todos los adultos están en paro.
En términos comparativos, las tasas de pobreza entre la población menor de 18 años son, en Euskadi, muy inferiores a las del resto de las Comunidades del Estado y algo inferiores a la media de la UE, si se utilizan los umbrales de pobreza adaptados al coste de la vida de cada territorio (pobreza monetaria).
El Sistema Vasco de Garantía de Ingresos frena la pobreza infantil.
El Sistema Vasco de Garantía de Ingresos, articulado en torno a la Renta de Garantía de Ingresos, la Prestación Complementaria de Vivienda y las Ayudas de Emergencia Social, está jugando un papel esencial en la contención de las situaciones de pobreza infantil en la CAPV, ya que reduce tanto la extensión como la intensidad de la pobreza de las familias con menores: reduce en un 30,2% el número de familias pobres y en un 69,9% la distancia que separa a estas familias del umbral de la pobreza.
Además, el sistema ha respondido a las nuevas necesidades generadas por la crisis, en la medida en que el número de familias con hijos/as beneficiarias se ha incrementado un 38% entre 2008 y 2012.
Las personas con discapacidad: un colectivo especialmente vulnerable.
En la Unión Europea una de cada seis personas tiene una discapacidad entre leve y grave, lo que suma unos 80 millones de personas que, con frecuencia, no pueden participar plenamente en la sociedad y en la economía a causa de barreras físicas y de la actitud del resto de la sociedad. Este colectivo registra, además, un índice de pobreza un 70% superior a la media, en parte por tener un menor acceso al empleo.
La “Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y situaciones de Dependencia” (EDAD) de INE de 2008 revela que el número de personas residentes en hogares de la CAPV que declara tener alguna discapacidad asciende a 169.400, lo que supone un 8,4% de la población. Los principales grupos de discapacidad son los de movilidad (que afectan al 6% de la población y hasta un 70% de la población con discapacidad), vida doméstica (4,9%) y autocuidado (4,3%). Para el grupo de 80 y más años, estos tres principales grupos de discapacidad afectan a 7 de cada 10 personas con discapacidad.
Mercado de trabajo.
El informe de LANBIDE “Situación laboral de las personas con discapacidad en la CAPV” destaca que en la última década se registra un aumento gradual de la contratación a personas con discapacidad, con una caída en 2009 y una posterior recuperación hasta 2011, para caer de nuevo en el año 2012.
Las actividades económicas que registraron en 2012 un mayor número de contratos para este colectivo son “Servicios a edificios y actividades de jardinería”, “Actividades de servicios sociales son alojamiento” y “Fabricación de productos metálicos, excepto maquinaria y equipo”, representando entre las tres el 46% de los contratos a personas con discapacidad.
Condiciones de vida.
En nuestra Comunidad, aproximadamente la mitad de las personas con discapacidad son económicamente independientes. La otra mitad, a partes iguales, la componen quienes dependen parcialmente de otra persona y quienes lo hacen totalmente. Las fuentes de ingresos predominantes son las pensiones de invalidez y LISMI/no contributivas. Además, la independencia económica tiene un claro componente de género, ya que dos tercios de los hombres son totalmente independientes frente a un tercio de las mujeres con discapacidad.
Una parte esencial de la calidad de vida de todas las personas se relaciona con su integración y participación en la sociedad, tanto desde el punto de vista de los derechos de ciudadanía como de las relaciones personales. La EDAD destaca que las relaciones sociales de estas personas se limitan, en la amplia mayoría de los casos, a los familiares y personas más cercanos/as.
En nuestra Comunidad, apenas un 3,1% de las personas con discapacidad declaraba en 2008 que había necesitado algún servicio sanitario o social y no lo había recibido, mientras que el 56,5% había satisfecho su necesidad, y el restante 42,9% no había necesitado ningún servicio. Este ratio de necesidades no satisfechas es el más reducido del Estado.